Muchos han sido los compositores de música clásica que han consagrado alguna de sus obras al clarinete. Entre las más famosas están las piezas de maestros como el mismísimo Mozart y Carl Maria von Weber, figura destacada en ese período de transición de la música clásica al Romanticismo. Este director alemán ha pasado a la Historia por sus aportaciones escénicas, sus óperas y sus conciertos para piano y para clarinete, paradas obligadas en el repertorio de todo clarinetista.
Músico precoz
Nacido en 1786 en una pequeña población del norte de Alemania, Carl Maria von Weber siempre estuvo muy relacionado con la música. Su madre era aficionada al canto y su padre, aunque de profesión era oficial militar, se dedicó con voluntad y constancia al violín, razón por la cual llevaba a su familia de gira por el centro de Europa para acompañarle en sus conciertos. Desde muy pronto, y a pesar de tener siempre una salud frágil y de no haber podido andar hasta los cuatro años, el pequeño Carl cantaba y tocaba el piano.
Sus primas también eran cantantes conocidas de la época, y una de ellas, Constanze, acabó convirtiéndose en la esposa de Mozart, lo que evidencia la vinculación entre los dos compositores, Con doce años se instaló con su familia precisamente en Salzburgo, ciudad austríaca epítome de la música donde nació Mozart, y comenzó a recibir clases del hermano de otro gran compositor de la época, Haydn. Siendo sólo un adolescente publicó su primeras obras animado por su padre que ansiaba fuera un niño prodigio al estilo Mozart. Sin embargo esas primeras composiciones no trascendieron.
La consagración
Fue a partir de 1803 cuando fue nombrado director de la orquesta de Breslau, al este de Alemania, cuando Weber empezó a encontrar su propio camino como artista. En ese trabajo se fue especializando en la escena, concibiendo las obras musicales como un conjunto más allá de las notas musicales. De entonces es su ópera Abu Hassan que tuvo una gran acogida de público. Otras ciudades en las que se instaló como director de orquesta fueron Praga y Dresde. Éste es su período más fructífero, cuando compuso sus mejores conciertos para piano y clarinete.
En los últimos años de su vida, siempre luchando por mejorar sus condiciones económicas y de salud, ambas muy precarias, compuso sus tres grandes óperas Der Freischütz (el cazador furtivo), Euryanthe y Oberon, esta última escrita por completo en inglés y realizada por encargo en Londres, donde murió en 1826.
Sus obras para clarinete
Al margen de sus citadas tres grandes óperas, Carl Maria von Weber es también muy reconocido por otras composiciones, especialmente las piezas para piano, su Concierto para Piano n°1 en Do Mayor, Op.11 y el n°2 en Mi Bemol Mayor, Op.32, además de dos sinfonías, su famoso Concertino para Trompa y Orquesta, y en cuanto a música sacra, dos misas. Mención aparte merecen sus obras con el clarinete como protagonista, todas ellas muy celebradas.
En total Weber escribió seis obras para clarinete, uno de sus instrumentos favoritos, al que le encontró un mundo de posibilidades que hasta entonces no había sido explorado. Es por ello que se le considera uno de los mejores orquestadores de la historia de la música, al saber escuchar nuevos sonidos y combinar instrumentos de manera muy novedosa.
El Gran Quinteto para clarinete y cuerdas Op. 34, por ejemplo, ha sido interpretado con maestría en tiempos recientes por el gran Karl Leister, miembro durante muchos años de la Orquesta Filarmónica de Berlín (.http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=z1cb6T2w368 ). El Concertino en Mi Bemol Mayor, Op. 26, fue estrenada en 1811 con gran éxito a cargo de su amigo, el solista bávaro Heinrich Bärmann, con el que realizaba giras de conciertos y de hecho estrenaba todas sus obras para ese instrumento.
Otras piezas son la Introducción, Tema y Variaciones Op.33 para clarinete y cuerdas, o el Gran Dúo Concertante Op. 48 para clarinete y piano. Pero son el Concierto n°1 en Fa Menor, Op. 73 y el n°2 en Mi Bemol Mayor, op.74, ambos compuestos en el mismo año, las consideradas como las dos obras maestras de Weber, ambas fijas en el repertorio de este instrumento. Las versiones realizadas en los últimos años de estas obras por la israelí Sharon Kam o por Sabine Meyer han sido muy aplaudidas (http://www.youtube.com/watch?v=KsP3cL0hYKY)
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